La Dermatitis Atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel (eccemas) con evolución crónica y recidivante, de predominio en la lactancia y la edad infantil. Se caracteriza por disfunción de la barrera epidérmica, manifestada por sequedad cutánea, y una sensibilización mediada por la IgE frente a alimentos y a alérgenos ambientales. Se trata de una enfermedad frecuente que cursa a brotes donde se observa una piel roja, seca y con picor (prurito) intenso. Se asocia a menudo a otras manifestaciones de la atopia como son la rinitis alérgica y el asma.

La inflamación de la piel presente en la dermatitis atópica es el resultado del acúmulo de células inmunitarias en la piel que producen picor, rojez e hinchazón. Estas células que se acumulan en la piel sirven para defendernos de agresiones y responden en caso de heridas o infecciones, pero en las personas atópicas reaccionen solas y de forma exagerada, provocando inflamación y daño en la piel sin poder detener esta actividad.

También sabemos que los pacientes con dermatitis atópica tienen la función barrera de la piel alterada al tener el manto lipídico (la capa de grasa que genera nuestra piel para protegernos) y las ceramidas (grasas de nuestra piel) desestructuradas.

Los pacientes atópicos pueden presentar otras alteraciones como rinitis, conjuntivitis, asma bronquial y alergias. Existe una gran asociación genética en todas las enfermedades incluidas dentro de la atopia.

El síntoma capital de la dermatitis atópica es el prurito (picor). Su causa no se conoce con exactitud, aunque probablemente sea debido a una piel fácilmente irritable, hipersensible, con una reducción del umbral al mismo. Es intermitente a lo largo del día, se acentúa por lo general al acostarse e incluso despierta a los pacientes por la noche. El prurito obliga a rascarse y el rascado es el responsable de varias de las lesiones que se ven en la dermatitis atópica, como las pápulas de prúrigo y la liquenificación (eccemas). En el lactante se afectan el cuero cabelludo y la cara(mejillas), el tronco y la superficie de extensión de las extremidades. En los niños más grandes y en adultos la enfermedad afecta manos, la cara (especialmente en los parpados), el cuello y en las zonas de flexión, como el pliegue del codo, detrás de las rodillas, muñecas y tobillos.

El tratamiento diario de la dermatitis atópica consiste en la hidratación de la piel, evitar los irritantes, la identificación y tratamiento de los factores desencadenantes específicos. El tratamiento durante los brotes dependerá de la severidad, los corticoides tópicos y los inhibidores de calcineurina son los tratamientos más utilizados. En los casos muy graves de difícil control se utilizan los corticoides orales, ciclosporina, metotrexato, azatioprina y fototerapia (máquina de rayos ultravioletas) y tratamientos biológicos.

  • Mantener la piel hidratada, usar jabones suaves, evitar productos perfumados y no usar esponjas o manoplas.
  • Secar suavemente la piel y aplicar casi de forma inmediata la crema hidratante. Si hay irritación o extrema sequedad son aconsejables dos aplicaciones al día.
  • En caso de que se indique un tratamiento con crema o pomada medicada, aplicar siempre antes de la crema hidratante.
  • Cortar y limpiar las uñas para evitar infecciones y las lesiones por el rascado.
  • Elegir ropa de algodón, evitar todo lo que sea áspero (como la lana) y los tejidos sintéticos.
  • No usar una cantidad excesiva de jabón en la ropa y evitar el suavizante.
  • Por regla general no existe ningún régimen particularmente indicado, sin embargo, si existe una sospecha fundada sobre algún alimento pueden ser útiles las pruebas de alergia. Los más frecuentes son el huevo, la leche, los frutos secos, la soja, el trigo y el marisco.
  • Evitar temperaturas ambientales extremas y ambientes excesivamente secos. Mantener una humedad relativa del hogar del 50-60% sobre todo los meses de invierno en los que se activa la calefacción
  • Sobre hidratar la piel antes y después del baño en el mar o en la piscina.
  • Evitar los animales domésticos.
  • Evitar la ropa de cama con plumas.
  • Quitar el polvo, ya que contiene ácaros y estos pueden agravar el eccema.
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Estas definiciones pueden ayudar a identificar enfermedades o patologías pero nunca deben tomarse como herramienta de autodiagnóstico. Recomendamos encarecidamente consultar a un especialista si creen identificar alguna enfermedad, patología o cualquier duda que le pueda surgir al respecto.